Robusto SAB-8237 Bedienungsanleitung Seite 10

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La Plata, sábado 1º de marzo de 2008
10
“Esto es similar a Bagdad”. Con esas
palabras me recibió en mayo de 2003 un
socorrista de la Cruz Roja en un inmenso
hangar que hacía las veces de depósito en
el aeropuerto Sauce Viejo de Santo Tomé.
Del otro lado del puente Carretero, habi-
litado en una sola mano porque había pe-
ligro de derrumbe ante los embates del
agua, Santa Fe padecía la peor pesadilla
de su historia. Una tragedia dibujada por
la más espectacular crecida del Salado de
la que haya registros, con 5 mil personas
sobreviviendo arriba de los techos, 60 mil
indocumentados que perdieron hasta el
medio legal de identificación, y conflictos
que se dirimían a los tiros en las noches
espesas, anárquicas. Apenas unos pocos
camiones del Ejército trataban de mani-
festar la presencia del Estado en la ingo-
bernabilidad absoluta.
Esto le costó parte de la carrera política
al entonces gobernador Reutemann, que
hasta el día de la fecha puede caminar más
tranquilo por el microcentro porteño que
por los boulevares santafesinos. El hom-
bre de la Cruz Roja, de unos 40 años, bus-
caba el mejor parangón para describir la
realidad que arreciaba en aquel entonces.
Hoy, La Plata también es sinónimo de
tragedia. Aunque muchas veces se utili-
zan calificaciones de este tipo para hechos
que no revisten tal gravedad o trascenden-
cia, ahora no es exagerado. El término es
ciento por ciento acorde.
La ya histórica inundación del 28 de fe-
brero atravesó viviendas y todas las clases
sociales. Quienes perdieron todo (son
muchos) no reclaman explicaciones, sino
un resarcimiento inmediato. Y, obvia-
mente, soluciones de fondo.
Los párrafos que continúan quizás no
tengan formato periodístico, sino más
bien de queja, con una carga importante
de subjetividad.
No es fácil borrarse la imagen del arroyo
Rodríguez completamente fuera de cauce,
arrastrando en su mugre inmensa desde
bienes hace instantes útiles hasta la espe-
ranza de cientos de vecinos. O la desazón
indisimulable de un hombre y sus peque-
ños hijos frente a lo que alguna vez fue su
casa. El está parado en la serpenteante y
más elevada calle de tierra 478 mirando el
pestilente estero fuera de sí. Debajo, cree
que yace su vivienda.
En esta zona de City Bell, apretada por
la pavimentada 28, el Belgrano y el arroyo
Rodríguez se confunden casas bajas de la-
burantes de jornada completa con vivien-
das de familias más acomodadas. Prácti-
camente todos por igual sufrieron este he-
cho inédito en más de 50 años. Nadie, en
la zona, recuerda algo semejante.
“No le echen la culpa a la lluvia, por-
que acá siempre llovió y más fuerte que
ahora”, reflexionó tan llano como profun-
do un vecino de años, impávido ante los
desgarradores gritos de mujeres y niños.
Sí, se sucedían unos tras otros cuando el
agua invadía pago ajeno. El sentimiento
de impotencia hay que experimentarlo, es
difícil de expresarlo en su real dimensión.
La pregunta del millón es si esto se pu-
do prever. Seguramente sí, o por lo menos
haber atenuado el impacto del aguacero.
El Rodríguez no se draga desde hace más
de
cinco años y con número de reclamo
84.328 se pidió al 0800-999-5959 en los úl-
timos días de enero la limpieza de todas las
zanjas de la zona. La chica que atendía del
otro lado del teléfono no sabía ni dónde
quedaba City Bell. Ante la insistencia, le
pasó el teléfono a su supuesto jefe. Tampo-
co sabía de qué estaba hablando. Luego de
anotar todos los datos, pasó este número de
reclamo y prometió una solución. El resul-
tado está a la vista.
Para que que
de claro y después no se
mate al mensajero: Alak no hizo nada por
esta zona. Y también le caben importantes
dosis de responsabilidad por la catástrofe
del agua.
En su campaña, Bruera caminó por la 478
y repartió besos por doquier. Se sorprendió
por la mugre, porque faltaba dragar el arro-
yo y porque no había asfalto. Quienes lo vo-
taron en octubre, el jueves lo querían matar.
Ayer, las explicaciones oficiales estaban a
tono con la realidad: hacían agua. Basta de
diagnóstico, de echarle la culpa a otro o de
realizar anuncios en medio de la catástrofe.
¡Basta de chamuyo! Ochenta días de ges-
tión parecen más que suficientes para dra-
gar arroyos, o al menos para empezar los
trabajos.
Si Bruera sabía que la autopista es una
barrera artificial que obstaculiza el drenaje
del agua hacia el río, ¿por qué no hizo na-
da antes, como intimar a la empresa conce-
sionaria, elevar un pedido a la Nación o al-
go parecido?
La situación de ese sector de City Bell
no constituye un hecho aislado. Estoy se-
guro: lo mismo pasó con los vecinos de
los márgenes del Carnaval o del Gato. Se
cansaron de pedir una solución. Y no reci-
bieron respuesta.
Tampoco se puede soslayar la timorata
capacidad de respuesta. El Municipio no
tenía preparado ningún tipo de plan de
contingencia; Defensa Civil está desarti-
culada y, de no ser por el apoyo de Bombe-
ros de Berisso, en Ensenada y hasta en el
Conurbano la cifra de víctimas mortales
hubiese sido más abultada.
Ahora, si Bruera sabía que esto podía
pasar porque Alak no había hecho nada,
¿no hubiese sido indispensable dragar
arroyos y crear un cuerpo para remediar
emergencias?
Permítame otra opinión: la mayoría de
los funcionarios no saben de qué se trata.
Como me dijo el socorrista hace casi cin-
co años: “Esto es Bagdad”. Sí, nadie se ha-
ce cargo.
Esteban M. Trebucq
Dos escenas.
El fondo de
una vivienda
en 478 entre
27 y 28. El
poste del
alambrado
tiene 3 metros
de altura. La
otra, Santa Fe
bajo el agua
en 2003
¿Cuánto va a tardar el
censo para resarcir a los
vecinos damnificados?
Seguro, muchísimos días
Bagdad, Santa Fe
y La Plata
En 2003, Santa Fe padeció la peor pesadilla de su historia. En Irak todavía se sufre
la anarquí
a. En La Plata hay puntos coincidentes: además, nadie se hace cargo
Bagdad, Santa Fe
y La Plata
Si Bruera sabía que esto
podía pasar, ¿por qué no
dragó los arroyos o creó
un plan de contingencia?
LA CIUDAD BAJO EL AGUA
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